La música tiene un impacto biológico en el envejecimiento cerebral


Un estudio arroja las primeras evidencias del efecto del entrenamiento musical de larga duración en la actividad neuronal


Los retrasos en el ritmo neuronal vinculados al envejecimiento no son inevitables y pueden

 eludirse o reducirse con entrenamiento musical, según se desprende de un estudio reciente 

en el que se ha analizado la relación entre música y cerebro. En un experimento realizado, se comprobó que músicos ancianos eran capaces de procesar un discurso, desarrollado en un

 entorno ruidoso, con la misma eficiencia que personas jóvenes. El hallazgo sugiere que el entrenamiento musical sería una herramienta eficaz para la potenciación de la plasticidad

 cerebral. Por Yaiza Martínez.






Imagen: clix. Fuente: Everystockphoto.
Imagen: clix. Fuente: Everystockphoto.
Los retrasos en el ritmo neuronal vinculados al envejecimiento no
 son inevitables y pueden eludirse o reducirse con entrenamiento musical, según se desprende de un estudio realizado por
especialistas de laUniversidad Northwestern de Estados Unidos. 

Esta investigación es la primera que proporciona evidencias
 biológicas de que la experiencia musical a largo plazo afecta al
proceso del envejecimiento humano, publica la Universidad
Northwestern en un comunicado

Efecto de la música en el sistema nervioso Las evidencias
 fueron recopiladas a partir de las mediciones de las respuestas 
cerebrales automáticas de músicos jóvenes y mayores, así
 como de adultos que no eran músicos, ante los sonidos de un discurso. Las mediciones, llevadas a
cabo por investigadores del Auditory Neuroscience Laboratory de dicha Universidad, demostraron 
que el ritmo neuronal de los músicos más ancianos presentaba una ventaja. Según explica la 
neurocientífica Nina Kraus, co-autora del estudio, en este sentido, “los músicos más ancianos no 
sólo superaron a las personas de su misma edad que no eran músicos, sino que además
 decodificaron los estímulos sonoros tan rápida y acertadamente como los adultos más jóvenes, 
que no eran músicos”. Los resultados obtenidos refuerzan la idea de que experimentar activamente los
 sonidos, en el transcurso de nuestra vida, tiene un profundo efecto en el funcionamiento del sistema
nervioso, asegura la investigadora. Kraus, profesora de ciencias de la comunicación en la
Escuela de Comunicación, y de neurobiología y fisiología en el Weinberg College de Artes y Ciencias de
dicha universidad, ha publicado, junto a otros colaboradores, los resultados de la presente investigación
en la revista especializada Neurobiology of AgingTambién ayuda a la memoria Los investigadores
señalan que, a partir de los hallazgos realizados, se demuestra que el entrenamiento musical intensivo,
incluso en las etapas avanzadas de la vida, podría potenciar el procesamiento mental de cualquier
discurso y, como consecuencia, incrementar la capacidad de los ancianos para comunicarse en entornos
acústicos complejos o ruidosos.




Los adultos mayores suelen tener problemas para distinguir palabras en estos contextos porque la reducción del ritmo neuronal vinculada al envejecimiento les impide decodificar bien los sonidos. 

En este sentido, la música podría serles de ayuda ya que, según Kraus, “la experiencia musical afecta selectivamente al cronometraje de elementos de sonido importantes para la distinción de las consonantes”. 

En estudios previos, Kraus y sus colaboradores del Auditory Neuroscience Laboratory se habían analizado ya
 por extenso los efectos de la experiencia musical en la plasticidad cerebral, a lo largo de toda la vida, en
entornos clínicos y corrientes, así como en medios educativos. 

En estos análisis fueron constatados otros efectos positivos de la música sobre el cerebro, como que ésta
puede reducir la pérdida de memoria vinculada al envejecimiento. 

La presente investigación fue llevada a cabo midiendo la respuesta neuronal automática a los sonidos del
discurso de 87 adultos de habla inglesa, nativos, y con una audición normal. Las mediciones se hicieron
mientras los participantes veían un vídeo. 

Los voluntarios músicos habían empezado a estudiar música antes de los nueve años, y habían estado
 implicados en actividades musicales constantes durante toda su vida. Los voluntarios que no eran
músicos habían estudiado música durante tres años como máximo. 

El cerebro y la música En los últimos tiempos, hemos sabido de otras investigaciones centradas en el
efecto
de la música sobre el cerebro humano. Por ejemplo, en 2011, un estudio llevado a cabo por científicos de
 la York University de Canadá, especializados en el aprendizaje, la memoria y el lenguaje de los niños,
constataron que la música puede potenciar el aprendizaje de niños de preescolar. Por otra parte, en 2008,
una investigación realizada por especialistas de la Harvard Medical School de Boston reveló que los niños
que tocan un instrumento una media de dos horas y media a la semana desarrollan un 25% más el
cuerpo calloso, la zona que conecta los dos hemisferios cerebrales y que ayuda a la coordinación de
ambas manos. Dados los resultados de diversas investigaciones al respecto, en 2009, investigadores de
 la Universidad de Zurichseñalaron que la plasticidad cerebral que propicia la música podría ser aprovechada
para desarrollar terapias destinadas a mejorar las habilidades cognitivas. Concretamente, los
científicos propusieron entonces utilizar la música en la terapia neurofisiológica, por ejemplo para mejorar
las habilidades lingüísticas, la memoria o los estados de ánimo de las personas. La música sería útil para
este fin debido a que las regiones cerebrales implicadas en la práctica musical se utilizan también para
 otras funciones, como la memoria o el lenguaje. Cualquier mejora que favorezca la música en estas áreas
del cerebro, favorecería, por tanto, las capacidades en otros campos del conocimiento.

Nina Kraus, autora de la investigación. Fuente: Universidad Northwestern.

Nina Kraus, autora de la investigación. Fuente: Universidad Northwestern.